Minas y Canteras de Casaio
Santa María de Casaio, merece un apartado especial, dentro de los pueblos importantes del entorno de Xares, por las peculiaridades de su industria, historia y naturaleza.
Es una parroquia que se encuentra a 1200 metros sobre el nivel del mar, al este de Carballeda de Valdeorras, ayuntamiento al que pertenece, que con una superficie de 224,32 milometros cuadrados, es la segunda mas extensa de la provincia, en las colinas de Lardeira, en los limites de León y Zamora, famosa por encontrarse en su enclave, la mayores canteras de pizarra a nivel mundial, principal recurso y base fundamental de su riqueza.
El ayuntamiento de Carballeda de Valdeorras, está ubicado en Sobradelo, situado sobre el antiguo trazado de la N-120, que une Galicia con la meseta y en la via férrea Palencia-A Coruña.
La distancia desde Xares es de 73,1 Kms., si vamos por la carretera que nos lleva al Barco de Valdeorras y desde ahí por Sobradelo, Casoio y Lardeira, pero si nos dirigimos hacia Vilanova, pasando por A ponte y de ahí a Ricosende y Soutadoiro, la distancia se reduce a bastante menos de la mitad, aunque hay algunos tramos de pistas de montaña.
Según el padrón municipal de 2004, tenía 536 habitantes (286 hombres y 250 Mujeres), distribuidos en una entidad de población, lo que supone una diminución en relación al año 1999, cuando tenía 619 habitantes.
La primera mención documentada de Casaio, corresponde Parrochiale Suevum, un importante manuscrito del Siglo VI, en el que aparece como Casavio, clasificada como parroquia, perteneciente a la Diócesis de Ourense, actualmente de Astorga.
Durante la edad media Casaio era parte de la subtenencia Ribeira, que corresponde a la cuenca del rio Casaio, que formaba parte de Valdeorras.
La tribu de los Gigurros, tenía en Casaio un gran asentamiento, dividido en cuatro barrios.
Con la contrucción de la Vía XII, la llamada Vía Nova, por los romanos Casayo, fue un lugar importante para abastecer, tropas y comercio en su paso de Astorga a Braga.
Lo más importante de casayo, fue el Priorato que hizo San Gil, el que luego de ser Abad de San Pedro de Montes, se retiró como anacoreta a los montes que ahora llevan su nombre, donde está enterrado.
Desde el Siglo XV, Casaio junto con Lardeira, pertenecen a la jurisdicción de Cabreira, que fué ejercida por el Marqués de Villafranca, con casa noble en Villafranca del Bierzo.
Con la nueva división provincial en 1833, Casaio, se convierte en parte de la comarca de Valdeorras-Carballeda.
Casaio era inaccesible a la industria, al mantenerse alejado de la orilla del Sil, por donde pasa el tren y la autopista, dado que el único acceso era a través de caminos o pistas rurales, pero esta situación cambió a principios de 1940 cuando los alemanes comienzan a explotar la mina de Valborraz, situada en las colinas de Casaio, abriendo un camino para que pudieran acceder los camiones y la maquinaria, lo que significaba la ruptura del aislamiento de Casaio y toda la comarca y lo que supuso también el primer contacto de la población rural con los métodos mas actuales de trabajo.
A principios del Siglo XVI, en 1509, los residentes de Casaio y Lardeira firmaron un contrato con el Marqués de Villafranca, que pagaría una compensación anual por el derecho de uso de los montes incluidos en sus parroquias.
Geografícamente el municipio está definido por los cursos fluviales del río Casoio y del río Sil y las elevadas sierras que lo enmarcan.
Es un terreno evidentemente montañoso en el que se encuentran las máximas cumbres: Peña Trevinca 2.124 metros, Peña Negra, Peña Survía con 2.095 metros, A Serra do Eixe con mas de 1.500 metros y los valles de Casaio, con 1.773 metros.
Esta zona montañosa, drenada por cortos y encajados cursos fluviales es el dominio de las pizarras y esquistos, localizándose aquí las canteras más importantes a nivel mundial.
El Sil, discurre por el reborde septentrional del municipio, formando un encajonado valle donde está el embalse de Pumares.
Carballeda participó desde siempre, en la historia de la Comarca de Valdeorras, dado que en su territorio se asentaron diversos pueblos: Con los Suevos se acuñó moneda en las cecas existentes en el lugar, los romanos buscaron los aluviones auríferos del Sil y durante la época medieval, estas tierras fueron posesión de distintos terratenientes, descendientes del Conde Froila Díaz, de los Castro gallegos, de los Condes de Lemos y finalmente, del Condado de Ribadavia.
Sus gentes protagonizaron episodios en la Guerra de la Independencia, luchando contra los franceses al mando del Abad de Casaio.
Un porcentaje muy alto del territorio es espacio forestal, incluídas las canteras y minas, exceptuando algunas plantaciones de viñedo con Denominación de Origen Valdeorras.
En estas tierras, los enterramientos dolménicos de Lombo das Arcas evidencian la antigüedad de su población.
El territorio estuvo surcado por la vía militar romana XVIII o Vía Nova, quedando restos de puentes romanos en el término, como el de Sobradelo, que construido con piedra roja del país, tiene siete arcadas y su arco central fue cortado durante la invasión francesa por el Abad de Casaio.
En sus proximidades se encuentran los pilares de la Pontóriga sobre el Sil, por donde atravesaba la vía militar para adentrarse en El Bierzo.
El puente sobre el río Casaio, de un solo arco, bajo el que había una vivienda y construido con lajas de pizarra, unía caminos secundarios de la Vía XVIII.
El embalse de Casoio, con una pequeña presa de 2 metros de altura, es de un gran interés paisajistico, semejante al que ofrece el embalse de Pumares.
Carballeda es otra de las multiples vías por las que se puede acceder al macizo de Pena Trevinca, que ofrece uno de los conjuntos naturales más interesante, formados por fragas autóctonas y en cuyo límite con A Veiga está el único bosque existente en Galicia de "teixos" (O Teixadal).
Desde el punto de vista artístico sólo queda la fachada plateresca de la antigua iglesia de Casaio, enmarcada entre dos columnas estriadas, con medallores de San Pedro y San Pablo en los ángulos y una leyenda alusiva a la Virgen en la parte superior y que actualmente adorna la entrada al cementerio.
       
    
 
  
 
Canteras de Pizarra
Tradicionalmente siempre ha existido en Casaio, una minería destinada al corte y preparación de la pizarra para techumbres, pero a partir de 1945 comenzó a producirse con carácter industrial, llegando a exportar su producción a países de todo el mundo.
Actualmente están en activo 47 canteras de pizarra ubicadas, en el área de Casaio y funciona una Escuela de Colocadores de Pizarra en el Centro Tecnológico de la pizarra de reciente creación.
La pizarra es una roca homogénea, fósil y densa, de grano muy fino, formada a partir del metamorfismo del esquisto micáceo, arcilla y en menor frecuencia de rocas ígneas, de color negro azulado o negro grisáceo, pero pueden encontrarse variedades verdes o rojas, incluso de otros colores y tonos, dependiendo de la zona de extracción y que se divide con facilidad en hojas planas, delgadas, finas y extensas, utilizándose como material para cubrir, principalmente, para lo que se elabora en diferentes formatos, de hecho prácticamente toda la construcción de la zona tiene tejados de este material.
Podemos definir generalmente como pizarras a todas aquellas rocas que pueden ser exfoliadas en finas láminas o lajas. La principal característica de estas piedras es su facilidad para ser abiertas siguiendo sus planos de exfoliación lo que permite producir finas láminas o lajas con cierta facilidad de unos milímetros de espesor.
Los minerales básicos contenidos en la pizarra son el cuarzo y la moscovita (Un tipo de mica), la biotita, la clorita y la hematites están presentes muchas veces como minerales accesorios y el apatito, el grafito, el caolín, la magnetita, la turmalina y el circonio pueden aparecer como minerales accesorios secundarios.
Fotografias obtenidas de la página: www.valdeorras.com/natural/categories.php
       
  
fotografias obtenidas de la página: www.casaio.blogspot.com





Fotografías obtenidas de la página: www.soledadfelloza.com




Minas de Wolframio
Las minas de wolframio, se llamaron también minas de los nazis, o minas de los alemanes, puesto que fueron éstos los que las explotaron durante la segunda guerra mundial.
El Wolframio, es un mineral que utilizado en ciertas aleaciones, las dota de una gran resistencia. Esta propiedad fue utilizada por los ejércitos de todo el mundo para desarrollar material bélico como blindajes mas efectivos, cañones que resistiesen mayor explosión y que conseguían que los proyectiles llegaran mas lejos, etc.
Anteriormente a la explotación por parte de los alemanes, estas minas fueron regentadas por una compañía belga, hasta el año 1928 y fue desde 1937 hasta el 1945 y reactivada hasta 1954 por motivo de la guerra de Corea, cuando (Como indica textualmente el cartel indicador), "El coto minero sirvió además de campo de concentración donde militares republicanos en libertad vigilada redimieron sus condenas mediante trabajo".
Desde 1954 hasta 1963, en que fueron abandonadas, empresas privadas siguieron su explotación.
Como siempre, hay cientos de historias y leyendas sobre este emplazamiento, tales como que los vecinos del pueblo de Casaio, cercano a las minas, intentaban en mas de una ocasión, substraer algo de material de ellas para poder así sacarse algún dinero extra y el caso de un maqui que cumplía condena en el penal y que tuvo la malaventura de ser descubierto y fusilado, historia que se complementa con el encuentro recientemente de la tumba del recluso.
El documental lobos sucios, que fué seleccionado para proyectarse en Tribeca Film Festival de New York, narra estos acontecimientos.
Podemos llegar hasta estas minas, subiendo por "Fonte da Cova", una pista de esquí que nunca llego a acabarse y en la que hasta hace bien poco había un hotel en estado de abandono, por suerte actualmente rehabilitado y en pleno funcionamiento.
El paisaje esta lleno de minas, si bien existe algún cartel indicador de ésta, por lo que siguiendo el camino por la ermita de San Xil y bordeando un par de minas de pizarra, llegamos hasta la mina, donde podemos comprobar que el camino que nos lleva hasta el lavadero eran los railes de las vagonetas que tranportaban el mineral crudo y refinado.